La bioingeniería del paisaje es una disciplina técnica que utiliza las plantas vivas como elementos de construcción en las intervenciones de control de erosión y de estabilización.
De acuerdo con la Federación Europea de Bioingeniería (EFIB), la bioingeniería del paisaje es una disciplina específica de la ingeniería orientada por la biología, en la que plantas autóctonas y fragmentos vegetales se emplean como material de construcción vivos de tal forma que al desarrollarse con el suelo contribuyen de manera esencial a su seguridad y a evitar toda forma de erosión. En la fase inicial es necesario, en muchas ocasiones, una combinación con otros materiales que asumen inicialmente la función de estabilidad, hasta que la componente vegetal pueda asumir plenamente su función de control de erosión y de estabilización con su desarrollo.
El ámbito de aplicación de la bioingeniería del paisaje comprende intervenciones geotécnicas y de mecánica de suelos, ámbito fluvial y costero, ámbito forestal e intervenciones constructivas en las que haya que compatibilizar las presiones de uso con los sistemas naturales: actividades extractivas, infraestructuras lineales, saneamiento de aguas.
Las técnicas de bioingeniería del paisaje son útiles especialmente en la regeneración de ambientes degradados y en aquellas situaciones en donde:
• se precise llevar a cabo el control de la erosión superficial o una estabilización;
• se precise una mejora de la estabilidad de un talud a poca profundidad;
• se precise una revegetación del suelo;
• exista material vegetal autóctono con características biotécnicas fácilmente disponible;
• sean importantes los valores medioambientales.
Las técnicas de bioingeniería del paisaje se clasifican en:
• técnicas de protección superficial del suelo;
• técnicas de estabilización del suelo;
• técnicas mixtas de estabilización;
• técnicas complementarias.
La bioingeniería del paisaje persigue como objetivos, junto con la solución a un problema técnico, un incremento de la biodiversidad, un menor consumo energético en el proceso constructivo, una mejora funcional de los ecosistemas y una integración de las obras desde el punto de vista paisajístico.
La bioingeniería del paisaje es un complemento útil y necesario de las técnicas clásicas de la ingeniería civil, ofreciendo soluciones más ecológicas e integradas, y conviene conocer tanto sus posibilidades como sus límites. En cualquier caso, y dependiendo de los parámetros que condicionan los problemas como por ejemplo la pendiente del talud, a igualdad de resultados, se deberán priorizar siempre las técnicas de bioingeniería del paisaje más naturales y menos complejas. Ante un problema determinado, se deberán evaluar las posibles soluciones de menor a mayor complejidad, incluyendo la hipótesis de la no intervención propiciando la restauración natural, generalmente pasando de manera gradual por las técnicas de protección superficial (de recubrimiento y mixtas de revestimiento), las de estabilización hasta llegar a las técnicas mixtas de estabilización.
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