Muchas veces se dice que la mejor poda es aquella que no debiera realizarse. Es errónea la idea de que a los árboles les conviene sistemáticamente una poda para su desarrollo fisiológico. Ninguna rama debe ser podada sin motivo alguno. Desde luego, no es descabezar o eliminar la copa del árbol, ni desmochar o reducir drásticamente la altura de la copa.
La poda de un árbol consiste en la eliminación de ramas o partes de ramas de un árbol que se realiza siguiendo unos criterios y unos objetivos definidos y buscando una determinada intencionalidad. La poda debe respetar la estructura del árbol, la etapa de desarrollo, las características de la especie, el ritmo del árbol (ser gradual), respetando las reservas y los sistemas de defensa del árbol.
La Norma Tecnológica 14C Parte 2 MANTENIMIENTO DEL ARBOLADO: PODA, válida para los trabajos de poda del arbolado ornamental, tanto en viales como en espacios verdes, públicos o privados, especifica las siguientes técnicas destinadas al mantenimiento de árboles plantados en plena tierra, en alcorques o en contenedor, tanto en parques y jardines como en viales.
Acceso y trepa
En los árboles pequeños de fácil alcance, se puede podar directamente desde el suelo mediante herramientas telescópicas. Cuando la altura del árbol conlleve que los dos pies del podador se tengan que situar por encima del nivel del suelo, se deberán utilizar, como equipos de seguridad en altura, un arnés de seguridad, una eslinga y un equipo de trepa o una máquina de acceso o bien, para los árboles pequeños, un aparejo de acceso.
En la trepa no se usarán espuelas o similares, ya que producen heridas en el tronco que pueden ser irreversibles. Solamente están permitidas en talas de árboles.
Se evitará trepar a los árboles en las épocas en las que la corteza se desprende con más facilidad (brotación y caída de hojas).
Antes de acceder al árbol deberá hacerse un examen visual para localizar posibles peligros para el podador, tanto los propios del árbol (pudriciones, ramas rotas, etc.) como los externos (presencia y situación de cables eléctricos, etc.).
En cualquier caso se deberá tener un especial cuidado en no producir heridas en el tronco y ramaje que puedan constituir un posible foco de entrada de patógenos.
Corte de poda y eliminación de ramas
Como regla general se considerará que los cortes de menor diámetro son más fáciles de cerrar y por lo tanto causan menos daños al árbol que los grandes.
Los cortes deberán ser siempre limpios y no deberán provocar desgarros, por lo que se deberán usar las herramientas de corte adecuadas, en buen estado y bien afiladas y desinfectadas. Para ramas de cierto peso (siempre que no se pueda aguantar la rama con una mano), se seguirá la regla de los tres cortes, es decir, antes del corte definitivo se harán primero dos cortes de descarga.
El primer corte se situará a unos 30-45 cm del cuello de la rama y no deberá ser demasiado profundo para evitar el bloqueo del serrucho (aproximadamente un 30% del diámetro de la rama). Mediante el segundo corte, situado un poco más hacia el exterior, la rama se romperá y caerá. Con el tercer corte, realizado tal y como se especifica en el apartado siguiente, se eliminará el muñón resultante sin peligro de desgarre.
Para la eliminación de grandes ramas, se usarán, si se considera necesario, cuerdas, poleas y retenciones tanto para su sujeción durante la poda como para el apeo de la rama. Si fuera necesario se eliminará la rama sucesivamente en varias porciones. En todo caso se deberá tener en cuenta la dirección prevista de caída para prevenir posibles accidentes tanto a trabajadores como a peatones, así como evitar daños a bienes y a otras ramas o a la vegetación circundante.
Localización de los cortes de poda
El corte de poda se realizará en el lugar correcto para posibilitar la mejor respuesta del árbol en cuanto al crecimiento y al cierre de la herida. El corte de ramas laterales se realizará sin dañar los límites externos del cuello de la rama, respetando la arruga de la corteza y el engrosamiento de la rama. No hay un ángulo de corte preestablecido, ya que depende de cada caso particular. En el corte se dejarán siempre intactos el cuello de la rama y la arruga de la corteza, ya que son el origen del labio de cierre de herida, el cual forma la cuarta barrera del sistema de protección propio del árbol, según establece la teoría de la compartimentación.
El objetivo del corte correcto es que el labio se forme de manera adecuada y haya un cierre lo más rápido posible, para minimizar la formación de pudriciones internas.
En el caso de una rama lateral muerta, el árbol forma un labio de cierre de herida que abraza la base de la rama seca. Cuando ésta se poda se deberá dejar este labio intacto, eliminando sólo la madera muerta.
En la poda de reducción, en la que se corta una rama dejando una ramilla lateral o tira-savia, la línea correcta de corte es la bisectriz del ángulo formado por la arruga de la corteza y la línea imaginaria perpendicular al eje de la rama eliminada. El diámetro de la rama que permanece deberá tener como mínimo un tercio del diámetro de la guía eliminada.
La poda de ramillas se puede efectuar de igual manera o bien dejando, en vez de un tira-savia, una yema lateral.
Severidad de poda
Una poda rutinaria no implica necesariamente una mejora de la salud del árbol. La supresión de follaje mediante la poda reduce el vigor del árbol, hace disminuir sus reservas energéticas y hace mermar su sistema radical.
Una poda severa puede significar una disminución de la salud del árbol y es el origen de cavidades y pudriciones que a la larga comportarán un anclaje inseguro de las nuevas ramas, con mayor riesgo de rotura, y un incremento de las futuras operaciones de poda.
El total de tejido vivo que puede ser eliminado de un árbol como máximo depende de la especie, de su tamaño y de su edad. Es aconsejable no superar el 25% de follaje eliminado. Los árboles más jóvenes toleran en mayor medida la severidad de poda que los árboles adultos. Una regla general es que un árbol cierra más fácilmente una serie de pequeñas heridas que una herida más grande.
Otra regla general de la poda es que ninguna rama deberá ser podada sin ningún motivo.
Heridas de poda
En general no está recomendado el uso de las pinturas cicatrizantes, ya que en algunos casos, en vez de proteger las heridas, puede potenciar el desarrollo de podredumbres fúngicas o bacterianas.
Época de poda
La poda de ramas muertas, débiles o afectadas por plagas o enfermedades puede llevarse a cabo en cualquier época del año (las ramas muertas de los árboles caducifolios se deberán podar preferentemente cuando el árbol tenga follaje. Algunas enfermedades fúngicas se pueden transmitir a través de las heridas de poda recientes. En estos casos se evitará podar los árboles susceptibles en periodos de transmisión activa.).
La poda de ramas sanas se llevará a cabo en las épocas de poca actividad fisiológica, evitando los períodos críticos de la brotación y de la senescencia foliares, que dependen de la especie y de las condiciones climáticas del lugar.
Los trabajos de poda deberán ser realizados por podadores cualificados que deben conocer las necesidades y la biología de las distintas especies así como las normas de seguridad que deben aplicar en los trabajos.
Es esencial usar en cada caso la técnica de poda adecuada, ya que una operación incorrecta puede causar daños que permanecerán en el árbol durante el resto de su vida, comprometiendo su estructura y salud y convirtiéndolo en un árbol peligroso.
Más información: Manual práctico de jardinería – MP9 | Los trabajos de poda del arbolado urbano.
Si te interesa el tema, te recomendamos las páginas de la AEA (Asociación Española de Arboricultura) y la AEPJP (Asociación Española de Parques y Jardines Públicos).
Muy interesante
Muy ilustrativo me gusta este mundo